
Tchaikovsky, tras su fracaso como compositor de óperas, se fue al bosque a llorar su tristeza. Al asomarse por una ventana vio a una hermosa muchacha que, según le dijo un ratón, llevaba millones de años durmiendo. Entonces fue y le dio un beso. ¡Pero no despertó! Le dio otro beso. ¡Tampoco despertó! Tuvo una mejor idea: componer una música mágica, un Ballet para despertar hermosas jóvenes dormilonas. Contrató a una orquesta de animales músicos y… ¡Despertó la Bella y bailó intensamente por los años perdidos sobre ese ya tan viejo colchón! Charles Perrault, al ver que Tchaikovsky se había metido en su cuento, cerró su libro de un solo golpe y le puso un candado para que nadie pudiera conocer la apócrifa historia de Piotr y la Bella Durmiente del Bosque.