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A Mozart le decían Wunderkind: niño maravilla. Se dice que su padre, Leopold, lo sometió a una férrea disciplina para explotar sus innatos talentos. Pero don Polo hizo algo más: ¡le llenó las orejas de pajaritos!
¿Y si a Mozart le hubiese tocado vivir los mismos días que Cricrí, el grillito cantor? ¡Las especulaciones también enriquecen las imaginaciones!