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El conejito ahora sí quiere ir a la escuela, pero le duele tanto la panza desde anoche
que la abuelita coneja no ha pegado pestañas por cuidarlo. Tendrá que quedarse en
casa. Ella dice que todo es culpa del perejil, que lo escuchó en Radiombligo. Si sí o si
no le regalaremos al orejón el cuento de la Niña bonita, ese donde un conejo quería
ser negrito como la muchachita.