Llegó con ganas de encantarnos con sus cantos y sus cuentos; con su carácter subibaja, su columpiante estabilidad. Y cuando estábamos aprendiéndole su modo, ¡taz, resulta que febrero ya se va! Lo despedimos con más canciones cortitas y un piojo y una pulga.
Apenas fue que estabas viniendo
Con tus manos frías
nariz roja de invierno
Seguí con pausas tu estabilidad de columpio
Y acabé por trepar en la otra punta del subibaja
Y cuando me siento estable
Acostumbrado a que lloras a que ríes
a que yo también soy oso
Cuando ya aprendí el malabareo
Resulta que arrastras tu maletita roja
Sin mirar, sin voltear a mirar que estoy mirando
que te vas yendo
Y apenas fue que estabas viniendo
Con tus manos de invierno